29.1.09

Hace cinco años...


Recordar el volver a vivir, pero en verdad, a veces es mejor no revivir tantas cosas. Buscando una agenda para este año decidí reciclar usando alguna otra de años anteriores. En esa tarea encontré mi agenda del 2004, EL año, mi último año de colegio, prácticamente mi primer año de universidad y uno de los más largos que haya tenido. El año giró básicamente alrededor de mi relación más larga, la más fuerte e incluso la más tormentosa, en pocas palabras mi primer gran todo.



Los últimos días de cole, las últimas actuaciones, las últimas clases, viaje de promo, fiesta de promo, ya no compartiría asientos, recreos, partidos, paseos, ni nada con las chicas con las cuales había crecido, ya no estaría Laura a mi disposición por lo menos media hora cada recreo para conversar sobre nuestros problemas existenciales [sí, aquellos con nombres y apellidos], no íbamos a la misma universidad, ni siquiera a la misma carrera, conoceríamos más gente, creceríamos aparte, cambiaríamos en el camino; sin embargo, por más cosas que hayan pasado, sé que para algunas cosas, ella es la única que me puede entender, once años del cole no fueron en vano.


Entré a la universidad por un programa piloto, por el cual tenía que llevar dos cursos de Generales Letras mientras estaba en quinto de secundaria. Comencé clases el día de mi cumpleaños, mi salón era de veinte personas, y entre ellas Constanza, esa enana a la que le gustaban las mariposas y conocí sin saber que cinco años después sería una de mis mejores amigas, con todo lo que ello conlleva, salidas, pijamadas, paseos en auto, en el mío, en el de ella, consolarla mientras lloraba, y que ella me calme mientras renegaba. Peleas pequeñas, peleas fuertes, pero en fin, mi amia en las buenas y en las malas.


Y así fue pasando el 2004, con las últimas cosas del cole, las primeras de la universidad, altibajos en mi relación, cosas buenas cosas malas en general, cosas que en verdad daba por olvidadas, pero me gusto recordar, como las veces que el gordo estuvo ahí para levantarme el ánimo, recibirme en su casa cuando me quería esconder de todo y de todos, las veces que tonteábamos, en fin, cosas que al final luego de tanto tiempo te hacen sentir bien.


A veces no sé si fue un buen año, pero por ahora creo que es mejor olvidar unas y recordar otras, por algo las escribí hace cinco años. En algún momento de este año sentí que las cosas serían como en el 2004 por lo malo, incluso comencé a escribir esto con esa idea...pero ahora comienzo a pensar lo contrario…

3 comentarios:

Eder Joáo Rojas Salinas dijo...

Programa piloto: Dícese del reclutamiento de adolescentes para ser utilizados como conejillos de indias por una entidad educativa. Provoca necesarios recorridos por las avenidas Conquistadores y Camino Real, así como visitas frecuentes al Óvalo Gutiérrez. Genera contacto con eventos culturales, despertando la curiosidad en los primerizos. Suele tener de colofón una fiesta en algún lugar de Surco en la cual algunos sufren por primera vez un estado de inconciencia producto de no estar acostumbrados a la ingesta exagerada de alcohol. En el áspecto semiótico, previene del "síndrome del cachimbo"; principalmente, anula la desorientación dentro del campus y el asombro frente a estivales encuentros con mamíferos tanto cérvidos como arborícolas.
Quienes han atravesado dicho proceso suelen presentar, en su gran mayoría, anomalías psicológicas de diversos tipos. Hacen falta mayores estudios para determinar si ello es, en efecto, producto del antedicho proceso o, más bien, reflejo de uno de los criterios de selección para la admisibilidad en el programa. Sin embargo, la gradual reducción en el número de reclutas, sumada a subrepticios rumores sobre la continuidad del programa, genera incertidumbre sobre el éxito de la investigación.

Eder Joáo Rojas Salinas dijo...

se nota que en estas vagaciones no tengo nada que hacer, no?

Eder Joáo Rojas Salinas dijo...

... pero es que una mención del PAEE me trae muchos recuerdos.