Mi bendita manía de escribir

Me gusta escribir... siempre lo he hecho, antes tenía cuadernos, puedo haber contado más de una decena de ellos entre agendas, bitácoras, cuadernos escolares y blocks improvisados que pasaron por mis manos.

Escribía en clases, en los jardines de la universidad, en los pasillos de Z o de H, en mi casa, en mi cama antes de dormir y por lo general cuando me sentía triste. Era mi forma de escapar y sacar todo lo que tenía dentro, de auto analizarme y lograr quizás entenderme mejor. Al menos en los últimos meses me sirvió para recuperarme a mi misma, para sacar algunos demonios luego de caer y volver al punto en que podía levantarme y volver a andar.

Eso de hablar nunca se me hizo fácil, siempre guardé las cosas, y no solo lo malo, también lo bueno. Aprendí a pasar por encima de lo que sentía y pensaba, solamente por no hablar. Este era mi espacio, mi manera de contar. Mis cuadernos ahora ausentes fueron testigos de lo que me pasó por mucho tiempo, guardando entre sus páginas historias, recuerdos, conversaciones inexistentes y unas varias conmigo misma.

Por eso siempre se me hizo difícil decir lo que debía en el momento indicado, quizás eso me ha costado muchas cosas. Por eso el propósito de este año será hablar un poco más. Escribir también. Dejé de lado ambas cosas y es tiempo de retomar. Veamos que sucede....

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